18 de septiembre de 2009

Una vez...una vez y muchas


Es totalmente cierto que en varias ocasiones de nuestra vida hemos deseado alguna cosa con gran intensidad. Algo que consideramos tan valioso que no importa si lo obtenemos por unos pocos minutos, pues se convierte en algo eterno para cada uno de nosotros. Quizá puedan haber imaginado en este momento algo que deseen con toda el alma, pero es tan hermoso o aparentemente inalcanzable que basta con creer que lo poseemos para que de alguna manera nos alimente y nos mantenga vivos.

Me atrevo a decir que precisamente los momentos más alegres, emocionantes o exitantes no provienen de un haberlos vivido por un gran periodo de tiempo, si así se le puede llamar, si no de pequeños fragmentos de la vida, detalles acumulados de un día específico, de unas horas, o quizá de un minuto o segundos. Como leí hace poco en un libro:"La vida es un montón de detalles que se mezclan, se entreveran..".

Podríamos tener la certeza que ese algo que tanto deseamos, es uno en un millón, como los momentos especiales de cada día, cuando en algún instante sabemos más que nunca que nuestra vida tiene un sentido. Hacer realidad el momento que tanto deseamos e imaginamos, nos conduciría a desear siempre un poco más, pero es como una vitamina o un vicio que nos pide repetir ese momento. Sin embargo, mientras lo anhelamos pensamos que es suficiente si sólo es una vez, aunque sea un momentito, uno muy pequeñito.

Es así, como algunas veces quisiera poder ver esos ojos hermosos; a los cuales vi llorar, reir, temer, jugar, anhelar y amar. Creo que hasta en algunas ocasiones, momentáneamente llegaron a odiar. Una mirada que guardo hasta en mis sueños tratando de no olvidar jamás. Cada vez que pude ver sus sentimientos expresados en ellos, los ojos maravillosos que tanto deseo. Sólo una vez más.

Mientras soñamos, es ahí cuando por fin lo conseguimos, esos fragmentos de tiempo se unen y nos hacemos eternos e inmensamente felices, con el deseo que se ha hecho realidad. Al menos hasta que despertemos y lo deseemos una vez más, podremos volar, saltar en las nubes, hablar con ranas, ser correspondido por ese alguien a quien tanto esperas, etc. Son incontables los deseos que podemos almacenar y que al soñar se hacen realidad. Hasta los que nunca podremos vivir, basta sólo con sentir que es nuestro por un momento.


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6 comentarios:

  1. A veces lo que pensamos que seria perfecto cuando lo vivimos nos damos contra el suelo al ver q no lo es, pero es bonito disfrutarlo mientras dura en nuestros sueños. Los sueños son el mejor escape a todo, es lo que mas nos ayuda, es también lo que más disfruto. Mientras más imposibles son, más los disfrutamos. Claro que también está la otra cara de la moneda, las cosas que pensamos que no nos sorprenderían, pero cuando pasan nos dejan asombradas y por ende, marcan algo muy dentro de nuestros pensamientos. Es muy bonito acordarse de todo eso :) ... besotes

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  2. los deseos bueno o malos son lo que nos hacen seguir.. pero como dicen nunca te conformes.. jejej un gusto escribes bien
    kadir adhull

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  3. Es verdad que soñar nos acerca a nuestros deseos mas profundos, a nuestros anhelos pero solo el simple hecho de imaginar nos llena por un instante como tu bien lo dices de verdad me gusto mucho... por saber que alguien tan bien piensa como yo..xD

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  4. Pues gracias a tí por el comentario =) Dejame decirte, que me dejan perplejo tus escritos, cómo te expresas y esas filosofías =O!! y no tomes a mal lo siguiente que voy a decir, pero para tu edad, creo que es demasiado nivel. Vaya viento en popa, Saludos =)

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  5. se que la publicacion que puse en mi blog es tuya, pero la lei y me gusto mucho, perdon si te molesto que te la haya copiado y pusto en mi blog, si queres la borro no hay problema, pero como te dije me gusto muchoi, una vez mas perdon.

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  6. Deseos, sueños, ahnelos...son lo que a nuestra vida dan sentido, y nos permiten alcanzar la felicidad, la cual muchas veces buscamos en cosas materiales o externas, y no nos damos cuenta de que está en aquellos a los que amamos y en dentro de nosotros mismos, una pizca de divinidad en cada uno.

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